miércoles, 26 de agosto de 2009

Como en toda crisis, siempre hay responsables

Luego de la derrota sufrida el pasado domingo ante Banfield por 2 a 0, en el estadio Florencio Sola por la 1º fecha del Torneo Apertura 2009, surgieron rumores sobre una posible renuncia de Néstor Gorosito al cargo de entrenador del equipo profesional.


Pero la renuncia de Pipo ¿hubiera solucionado la crisis?


Es difícil saberlo, puesto que nadie tiene una esfera mágica en la que se puede ver lo que sucederá en el futuro aunque, tranquilamente, los responsables de lo que hoy sucede pueden ayudar a que éste sea mejor que el presente. En los últimos ocho años, ellos construyeron este presente negro que vive el Millonario.


Imagen: Matías Caruso

Dirigentes.


Desde sus comienzos (finales del 2001), José María Aguilar y el resto de su comisión directiva construyeron este presente negro. Sus decisiones hundieron de apoco al club de Núñez: el despido a Delem que hasta ese momento, realizaba un excelente trabajo en las divisiones inferiores de la que surgieron grandes jugadores; la no renovación del contrato al máximo ganador como director técnico de la institución, Ramón Ángel Díaz; la mala elección de entrenadores como Diego Simeone, Néstor Gorosito, Manuel Pellegrini, Daniel Passarella; los malos negociados y el pésimo manejo institucional llevaron al club a esta crisis. Hoy, River no tiene técnicos ganadores como en otras épocas, los juveniles no abundan y además, no tienen los minutos de juego que merecen.


Directores Técnicos.


Si bien son los dirigentes los que los contratan, ellos son los responsables en el armado del plantel y en la identidad que le intentan dar a sus dirigidos. De los técnicos nombrados anteriormente, ninguno pudo armar un plantel competitivo, mucho menos, inculcarle una idea de juego. Tanto el Ingeniero (mediados del 2002 hasta finales del 2003) como el Káiser (2006/07), contaron con las últimas joyas que dio el semillero: Fernando Cavenaghi, Javier Mascherano, Martín Demichelis y Andrés D´Alessandro fueron dirigidos por el chileno; en tanto que, el Gran Capitán dirigió a Juan Pablo Carrizo, Diego Buonanotte y Augusto Fernández. Sin embargo, no sacaron ventaja en lo que respecta al juego del equipo y a los logros obtenidos (a pesar de que Pellegrini obtuviera el Torneo Clausura 2003).


Si hay algo que los une a los cuatro, teniendo en cuenta lo que hicieron, es en el armado de los planteles ya que pidieron jugadores que no tienen la espalda suficiente como para aguantar el peso del Manto Sagrado (exceptuando a Pipo porque en el último mercado de pases de los jugadores de los que pidió, al único que le trajeron fue al ex arquero de Argentinos Juniors Nicolás Navarro). También, sus equipos evidenciaron en cada partido la falta de trabajo durante la semana ya que partido tras partido cometieron los mismos errores y la escasez de juego (exceptuando a Leonardo Astrada y Reinaldo Carlos Merlo que intentaron hacer las cosas bien).


Jugadores


Son los jugadores que llegaron provenientes de otros clubes y que nunca antes habían jugado en el club. Ellos usaron o al menos, intentan hacerlo, a River como el trampolín para saltar al Viejo Continente dado que, el Millonario siempre fue una de las mejores vidrieras del continente americano. Por otro lado, llegan jugadores que, a través de sus declaraciones, intentan ganarse al hincha sin antes haber disputado tan sólo un partido con la banda roja.


Pero a la hora de entrar al verde césped, ellos se encargan de hundir la rica historia del club y hacen que sus rivales parezcan el Barcelona de Pep Guardiola u Holanda del ´74.


Definitivamente, es una cargada al hincha riverplatense porque además, juegan con sus sentimientos.


Queda claro que la gloria, el respeto y la grandeza alcanzada en 101 años de historia, puede derrumbarse en tan sólo ocho años. En diciembre es la última oportunidad de cambiarle el rumbo a este Titanic, para que no termine estrellándose contra el iceberg.


Matías Caruso

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