miércoles, 25 de marzo de 2009

Con las defensas por el piso

El conjunto de Núñez suma 16 goles en contra en apenas 10 encuentros oficiales en el transcurso del 2009. Los errores defensivos no llegaron con Gorosito sino que este es uno de los grandes déficits que River arrastra desde hace varios años y que parece no tener fin.
Con mucha facilidad. Así superan los rivales a los defensores millonarios.
Desde hace tiempo, a River le salen mal los análisis de sangre. Sus glóbulos blancos se encuentran demasiados bajos por lo que no pueden responder a los ataques de los rivales y por lo tanto, no los pueden combatir.
El bajo nivel de sus leucocitos se manifiesta en las fallas que presenta el funcionamiento de su sistema inmunológico como se ha visto por ejemplo, en la goleada sufrida ante San Lorenzo de Almagro donde muchos microrganismos invadieron la débil defensa de la banda.
Uno de esos es la pelota parada muchas veces, provocada por faltas innecesarias cometidas por los jugadores riverplatenses cerca de su área. En cada una de esas jugadas, la defensa millonaria lo sufre como un golpe bajo ya que en el noventa por ciento de los casos la jugada termina como situación o gol a favor de los adversarios. Esto se debe a que logran anticiparse o ganan de cabeza gracias a que los defensores no despegan los pies del verde césped y/o porque pierden los rebotes.
Otro agente patógeno se observa en los contraataques que sufre el equipo de Núñez debido a que la defensa queda mal parada y sus laterales, Cristian Villagra y Paulo Ferrari no regresan luego de perder la pelota y además, no hay ningún jugador que los releve.
Por otro lado, la falta de concentración sobre todo, desde el arranque, se agrega al listado de bacterias que atacan a la defensa millonaria. Hasta ahora, en dos de los siete partidos disputados en el Torneo Clausura 2009, River comenzó perdiendo antes de los 2 minutos como sucediera el domingo pasado en la victoria como local ante San Martín de Tucumán.

Cada ataque rival parece tener un mismo denominador: el gol.

Por último, los defensores no toman correctamente sus marcas lo que facilita a los adversarios a llegar libres para definir mano a mano contra el arquero luego de por ejemplo, un pase profundo entre líneas o remates de larga distancia. Dicho error, se pudo ver en la primera fecha del Clausura, donde Colón de Santa Fe logró igualar en el final, mediante esa vía un encuentro que estaba perdido.
Hay que buscar el antídoto ya que, hasta el momento, los médicos Nicolás Sánchez, Gustavo Cabral y Facundo Quiroga con su Jefe, Néstor Raúl Gorosito no han podido encontrar el antídoto para recuperar sus defensas y fortalecer su sistema inmune. Aunque no quepa la menor duda que la medicación que necesita la defensa millonaria para levantar sus glóbulos blancos es una fuerte dosis de trabajo, haciendo demasiado hincapié en cada una de esas bacterias para combatirlas y al fin, obtener un resultado positivo en los análisis.

Matías Caruso

martes, 17 de marzo de 2009

Cristian Fabbiani: ¿Ídolo de River?

Gracias a las declaraciones realizadas sobre su simpatía por River y a fuerza de goles y talento, el Ogro se metió en el corazón del hincha millonario pero... ¿se encuentra a la misma altura de los máximos referentes de la institución riverplatense?
Fuente: Diario Hoy
Luego de la contratación de Cristian Fabbiani por parte del Club Atlético River Plate y de su declaración se habló mucho sobre la idolatría hacia el “Ogro”. Esto comenzó a tomar mayor dimensión luego del primer partido disputado por el jugador surgido en Lanús, donde ingresó en la segunda parte y fue fundamental para que el conjunto de Núñez revirtiera el 0-1 en contra frente a Rosario Central, partido disputado en la Ciudad de Rosario por la segunda fecha del Clausura 2009.
Fabbiani ya se había metido en el corazón de la hinchada millonaria, lo cual quedó demostrado con la aparición de muchas máscaras del Ogro Shrek y la de la novia del mismo, Fiona en el partido que el conjunto de la banda disputo como local frente a Banfield por la tercera fecha del torneo doméstico.
Si bien recibió las primeras críticas siete días más tarde por parte de la prensa, luego de la catastrófica derrota sufrida ante San Lorenzo de Almagro, la Ogromanía parecía no tener fin.
Pero ¿es Cristian Fabbiani un ídolo de River por la declaración que hizo?
Habría que compararlos con los tres máximos ídolos de la institución millonaria, para ver si esto es posible.
Ángel Amadeo Labruna. Surgido de las inferiores del club, debutó en 1939 y disputó 515 partidos a lo largo de 20 años marcando un total de 293 goles lo que lo convierte en no sólo en el máximo goleador en la historia del club sino que junto a Arsenio Erico, es el máximo goleador en la historia del fútbol argentino. Además, con 16 tantos es el máximo anotador en la historia de los superclásicos y el más ganador en la historia del club con un total de 15 títulos (nueve como jugador y seis como director técnico). Formó parte de una de las mejores delanteras que se recuerden en el fútbol de nuestro país, La Máquina, junto a Juan Carlos Muñoz, Félix Loustau, Adolfo Pedernera y José Manuel Moreno.


En su segunda etapa como director técnico del club, logró terminar con el maleficio de 18 años sin obtener un título ganando el Campeonato Metroplitano de 1975.
El 20 de septiembre de 1983, falleció a los 65 años. Angelito le dio muchas alegrías al club y se podría decir que nació allí. Tanto era su amor hacia River que compró terrenos donde hoy está el Monumental para cederlos y así terminar con la construcción del estadio. Cada 28 de septiembre, día de su nacimiento, los riverplatenses conmemoramos el Día Internacional del hincha de River Plate en homenaje a uno de los más grandes ídolos del club.


Norberto Osvaldo Alonso. Otro jugador producto de las inferiores del club, debutó en 1971. Formó parte del equipo campeón de 1975 donde con su habilidad y goles fue fundamental para conquistar el título como en los otros seis títulos Nacionales y dos más a nivel internacional que obtuvo con los Millonarios.


Los hinchas riverplatenses recordamos los dos goles que le marcó a Boca aquel 6 de abril de 1986, uno de ellos con la pelota naranja. Antes del encuentro, dio la vuelta en la cancha del club de la Ribera dándose el gusto luego de haber declarado que quería dar la vuelta allí y que no importaba si lo tenían que sacar muerto, él la vuelta la daba igual.
Además, como jugador logró la tan ansiada Copa Libertadores de América que ya se le había negado al conjunto de Núñez en las ediciones de 1966 y 1976 tras perder en las finales contra Peñarol de Uruguay y el Cruzeiro de Brasil, respectivamente. Concluyó su carrera a fines de 1986, con la obtención de la Copa Intercontinental (la única del club, hasta el momento) tras derrotar al Campeón de Europa, el Steaua de Bucarest de Rumania por 1 a 0 donde asistió al uruguayo Antonio Alzamendi en el gol.
Ese sería su último partido como jugador ya que se retiraría al año siguiente con un partido despedida ante 90.000 mil personas en su casa, el estadio Monumental.
Dos años más tarde, asumió como manager del club donde estuvo la primera rueda del campeonato 1989/90 junto a Reinaldo Merlo dejando a River ubicado en los primeros lugares. Al finalizar esa primera rueda, asumiría Daniel Alberto Passarella y lograría un nuevo título para River Plate.


Enzo Francescoli. Llegó a River en 1983 proveniente de Montevideo Wanderers de Uruguay y debutó oficialmente contra Huracán el 24 de abril con un triunfo. River lo contrató porque venía mal y necesitaba un recambio de jugadores, por lo que se habían creado muchas expectativas sobre él. Pero por conflicto entre los jugadores y los dirigentes, River comenzó a jugar con mayoría de juveniles y los resultados eran negativos. Enzo extrañaba a su familia y no lograba demostrar el nivel que tuvo en el país oriental por lo que la hinchada se la agarró con él.
Al año siguiente, logró mejorar con la llegada de Luis Cubilla como técnico y las contrataciones de Alonso y Alfaro aunque no se siéntese cómodo con la posición que le tocaba en el campo, la de número 8. En 1985, asumiría Héctor Rodolfo Veira que lograría hacer explotar al Príncipe ubicándolo de 9 pero un poco más retrasado. Esa temporada, sería el despegue definitivo del Enzo en el club obteniendo el Campeonato 1985/86 y siendo el máximo goleador del mismo con 25 tantos. Luego de ese campeonato, Francescoli emigraría a Europa donde estaría 8 años.
En septiembre de 1994, regresó con todo para obtener un nuevo título de manera invicta (la única vez): el Apertura en el que fue el goleador con 12 tantos y fue dirigido por su ex compañero en su primera etapa en el club, Américo Rubén Gallego.
Sin embargo, Enzo no estaba conforme y quería ganar el título que no consiguió por poco en el´86: la Copa Libertadores. Para eso, se preparó en el ´96 ya que sabía que no le quedaban muchos años más en su carrera. El 26 de junio, seguramente el día más feliz en el club, River conquistaba de la mano del Enzo, su segunda Libertadores tras vencer en la final 2 a 0 al América de Cali. A pesar, de la derrota en la Intercontinental ante la Juventus de Italia por 1 a 0, los éxitos no se detendrían: Campeonatos Apertura ´96, Clausura y Apertura ´97 (de esta manera, el club conseguía su tercer Tricampeonato) y la Supercopa ´97 cerrando así, dos años llenos de éxitos y retirándose del fútbol a lo grande.


El 1º de agosto de 1999, se despidió del fútbol en una emotivo encuentro disputado ante Peñarol de Uruguay (club del cual es hincha en su país) en el estadio Monumental ante 60.000 hinchas donde participaron ex compañeros, jugadores del plantel y sus hijos Marco y Bruno.
Enzo es el jugador extranjero que más goles anotó en el club (138). Además de ser un gran jugador, siempre se lo recordará por su profesionalidad y caballerosidad tanto dentro como fuera de la cancha.

El Ogro Fabbiani es un gran jugador pero todavía no está a la altura de los grandes ídolos de la institución. Hay que llevarlo de a poco como si fuese un juvenil que recién comienza a dar sus primeros pasos en el fútbol porque podría terminar siendo un jugador más que haya pasado por el club. Él tiene todas las condiciones como para serlo sólo tiene que demostrar dentro de la cancha cuanto ama al club del cual es hincha.
Matías Caruso